Sí ...
La puta madre.
Ya 13.
Porque te fuiste bien lejos, y ya no volviste más.
Te llevaste mi poesía, mi salud, mi dignidad...
Y esa voz que dijo: No! No me dejes...
Fue una noche no muy lejana a ésta. Lluviosa.
Había terminado de ver "Soy Leyenda", la película
post-apocalíptica de Will Smith, en la cual suena reiteradamente una de las
canciones más conocidas del gran Bob: Three Little Birds.
Inmediatamente recordé aquel video en donde un niño sentado en el asiento trasero de un auto, reclamaba a fuerza de llantos y gritos el
cambio inmediato de música en ése estéreo. Y al escuchar a Bob cantando
"Buffalo Soldier", automáticamente comenzaba a reír y a festejar su instantánea
alegría.
Fue buscando eso entre mis tantos CD´s que me topé con esos
videos que grabamos una vez que fuimos a la plaza.
Ese día estabas de buen humor, y por alguna razón que
desconozco, te sentías una acróbata o algo así...
Estabas descalza, despeinada, transpirada, sucia y llena de
arena, pero hermosa, como siempre, seguías correteando de acá para allá... dándote
vuelta en esa hamaca, o bajando de ese tobogán. Parada... claro. Porque sino, no entrabas ... Jajaja!
Me recuerdo ahí, solo, en la oscuridad, con la guitarra encima,
rasgando canciones... melodías simples.
Mirándote.
y como si fuera una revelación, me di cuenta:
Estabas jugando.
Enseguida, me ocurrieron dos cosas: primero, se me pasó por
la cabeza que, quizás, ésa fuera la última vez que te vería jugar.
Y segundo,
como quien no quiere la cosa, aunque en realidad si la quiere, me invadió una
sensación de nostalgia muy grande...Y Caí en la cuenta de que te extrañaba.
Mucho.
Me lo aseguraba mi voz quebrada y mis ojos vidriosos frente
a esa pantalla donde te veía hacer monerías en una plaza de barrio...
Fue cuando se me empezaron a caer los lagrimones. No pude mas que irme a dormir.
No me dejes solo y roto, caminando por ahí...
en un mundo donde nada ni nadie me hace feliz.
No me dejes, nena, no! No me dejes nunca, Por Favor...!
Hoy, hace unos días largos que te fuiste. Otra vez.
Porque para un muchacho celoso y egoísta como yo, vos no
estas volviendo. Sino que te estas yendo. Otra vez.
Quién sabe si alguna vez leas esto, pero igualmente
aprovecho para decirte que tus días en casa fueron mágicos.
Aunque ni siquiera te lo imagines, trajiste color.
Estás grande, mocosa.
Y no sé por qué, ni cómo explicarlo, pero aceptarlo, de
alguna forma, cuesta.
Duele.
Este mundo no ofrece muchas razones por las cuales uno
piense que todo este rollo de vivir tiene sentido.
Vos sos una de ellas.
Vos me haces reír, me haces llorar.
Me haces cabrear fiero, pero sos vos la que me calma
después.
Aun cuando ni siquiera estas acá.
When I Look Into Your Eyes |
A veces me pongo a pensar en lo raro que es todo esto.
En cómo fueron dándose las cosas como para que una simple
mañana se transforme en una mañana ideal por el sólo hecho de llegar de
trabajar y verte durmiendo en casa.
Recuerdo ver por primera vez esos ojos grandotes, esas
paletas sobresalientes, esas cejas gruesas...
Recuerdo escucharte hablarme alguna cosa sobre central,
sentada a mi lado en el banquito de aquel carrito, donde hasta las hamburguesas
sabían que yo estaba ahí para intentar ganarme a tu hermana...
Recuerdo haber conocido lo perra que había sido la vida con vos, y recuerdo mi loca idea de querer convertirme en algo que jamás iba a ser...
Creo que no dejamos un lugar sin visitar y ni hablar de los kilómetros
que habremos caminado...
Carajo, tenias 8 años y hoy ya estas entrando en los 13.
Espero hayas entendido por qué un personaje como yo, que
nunca habías visto antes, de repente se interesó por una pendeja mal enseñada
como vos.
Y si no lo entendiste, no tenes más que preguntarme.
Ya tenés 13. Anda con cuidado, Mi.
Sé inteligente en el momento de arrebatarle momentos a la
vida, al mundo... Porque solo algunos de esos momentos van a ser útiles años más
adelante. Atesorálos.
Es imposible pedirte en este momento de tu vida que no hagas
lo que se te ocurra... solo pido que no lo ocultes a mamá. Puede que algo salga
mal, y no puedas manejarlo sola.
Nunca te olvides qué, por más pequeña que te sientas en algún
momento de tu vida, para nosotros sos tan grande como un mundo entero.
Todo lleva su tiempo, Princesa. Y además, todo llega. Todo.
No te apures.
Quiero que sepas que, en cualquier momento que pienses que
te sean necesarias unas palabras, un consejo, una opinión, otro punto de vista,
no dudes en hacérnoslo saber.
Un abrazo grandote, y un beso todavía más grande.
Ojo, mocosa. Cuidate.
P.D: Ah, Feliz Cumpleaños, que cumplas muchos más, y todas
esas cosas.
Te amo, hija.
Te amo, hija.
Rodrigo Pereyra
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